RECORTA2
Carlos afirmaba cosas como que
“las gentes a las que les gusta vivir en pueblos pequeños son malas
personas”; “Imagine de John Lennon es una de las peores canciones de la
historia de la música”; “todavía no he tenido la suerte de encontrarme un
ecologista que no sea imbécil”; “las únicas mujeres que me parecen respetables
son las que dicen que sí”… El mérito no estaba en exponer aquellas sentencias
con el fin de provocar en cualquier tertulia, sino en cómo las argumentaba con
un cinismo tan brillante que acababa haciéndote reir y terminabas dándole la
razón por mucho que admiraras a John Lennon , o fueras ecologista, o vivieras
en un pueblo, o fueras una mujer que acostumbra a decir no. Daba igual. Carlos
te ganaba siempre y acababas dentro de su red, encantada de estar a su lado,
aunque ni siquiera fueras tú.
Ahora, pensando en su muerte, en
la carta que me mando, en la novela inacabada y en nuestro hijo, no puedo
quitarme de la cabeza otra de sus frases: “la
verdad está sobrevalorada, en realidad, no es tan importante”.
Para Ana (de tu muerto)-Nuria
Roca y Juan del Val