martes, 24 de septiembre de 2013

RECORTA2

“Hind le señaló a su amante, hembra de su misma familia, hija de un primo del califa muerto en batalla, y de su misma edad, junto a la que había crecido, pues había llegado a palacio cuando contaba seis años, y había surgido la pasión entre ellas cumplidos los trece. Le aseguró que sentía por ella “un amor puro como el rocío del alba”, y que si algún día ella le faltara, la vida perdería todo el sentido”.
Lubná descubrió una nueva Hind, desprovista de ese halo burlón que encontraba la sátira de toda situación, y la contempló en silencio y respetuosa porque, realmente, su perceptora tenía el mismo miedo a la soledad que cualquier mujer de las que había conocido ella en su infancia, y la comprendió vulnerable y frágil, como cualquiera que ha depositado en otro ser su amor, y se alegró por ella, porque sabía lo más esencial de la existencia, dónde encontrar su felicidad"
 





Magdalena Lasala- La estirpe de la mariposa.
 

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