“Hind le señaló a su amante, hembra de su misma
familia, hija de un primo del califa muerto en batalla, y de su misma
edad, junto a la que había crecido, pues había llegado a palacio cuando
contaba seis años, y había surgido la pasión entre ellas cumplidos los
trece. Le aseguró que sentía por ella “un amor puro como el rocío del
alba”, y que si algún día ella le faltara, la vida perdería todo el
sentido”.
Lubná descubrió una nueva Hind,
desprovista de ese halo burlón que encontraba la sátira de toda
situación, y la contempló en silencio y respetuosa porque, realmente, su
perceptora tenía el mismo miedo a la soledad que cualquier mujer de las
que había conocido ella en su infancia, y la comprendió vulnerable y
frágil, como cualquiera que ha depositado en otro ser su amor, y se
alegró por ella, porque sabía lo más esencial de la existencia, dónde
encontrar su felicidad"
Magdalena Lasala- La estirpe de la mariposa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario