RECORTA2
El sábado por la noche, a la
hora acordada, Lisbeth Salander volvió
al piso de Nils Bjurman, enOdenplan. La
dejó entrar con una educada y acogedora sonrisa.
- ¿Cómo estas hoy, querida Lisbeth?
- preguntó a modo de saludo.
Ella no contestó. Él le
puso un brazo alrededor del hombro.
- Tal vez me pasara el otro día
- dijo -. Te vi bastante hecha polvo.Lisbeth le
obsequió con una sonrisa agria y al abogado le invadió una repentina
sensación de inseguridad. "Esta tía está chiflada. Que no se me olvide".
Se preguntaba si ella terminaría acostumbrándose y aceptando la situación.
- ¿Vamos al dormitorio?-
preguntó Lisbeth Salander.
"Claro, que a lo mejor le va la marcha..."
La condujo a la habitación pasándole un brazo por encima del hombro, tal y como
hizo la vez anterior. "Hoy la trataré con más cuidado. Así me ganaré su
confianza". Ya había sacado las esposas;estaban sobre la cómoda. Hasta
que llegaron a la cama el abogado Bjurman no advirtió que pasaba algo
raro.
Era ella la que lo llevaba a él
a la cama, y no al revés. Se quedó parado, mirándola desconcertado, cuando Lisbeth sacó
algo del bolsillo de la cazadora. Al principio le pareció un teléfono móvil.
Luego vio sus ojos.
- Di buenas noches- dijo ella.
Subió la pistola eléctrica hasta su axila izquierda y
le disparó 75.000 voltios. Cuando sus piernas empezaron a flaquear, ella apoyo el hombro
contra su cuerpo y empleó todas sus fuerzas para tumbarle sobre la cama.
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